lunes, 20 de octubre de 2014

Te prometo un imperio

No es algo premeditado por mi parte, pero compruebo que una gran parte de las novelas que leo en los últimos tiempos transcurren temporalmente en los alrededores de las dos grandes guerras mundiales. Entiendo que la primera mitad del siglo XX es un escenario sin par para contar historias humanas particulares y plasmar retratos de toda una sociedad, la de la Europa occidental, que resulta absolutamente cautivadora para muchos escritores y, por supuesto, para muchísimos lectores. Pues nuevamente, por tanto, me encuentro con una versión de los hechos, con una mirada a la segunda Guerra Mundial, esta vez de la mano de Juan Vilches que en esta novela "Te prometo un imperio" traza un cuadro costumbrista del Madrid de los años 40, recién finalizada la Guerra Civil y lo contrapone con el fastuoso entorno de lujo y elegancia de unos personajes mundanos y cosmopolitas como son los duques de Windsor, de visita fugaz por nuestro país.

Es por (casi) todos conocida la fascinante historia amor que conmovió al mundo protagonizada por todo un rey de Inglaterra que renunció al trono por el amor de Wallis Simpson, una americana divorciada y en nada estimada ni por los políticos y por el pueblo británico, pero que, sin embargo, fue lo suficientemente poderosa como para hacer que Eduardo VIII renunciara a su corona y a todos su privilegio por permanecer a su lado. El relato está salpicado con multitud de datos históricos, documentado profusamente sobre avatares de la muy popular pareja cuya historia fue minuciosamente seguida por la prensa de la época, tanto en Europa como en Estados Unidos. La misma noche de un tormentoso mes junio de 1940 en el que los duques de Windsor, acompañados de un reducido séquito, llegan al hotel Ritz de Madrid, procedentes de la Costa azul francesa y huyendo del ambiente bélico de la Francia ocupada por los alemanes, es asesinado el mayor Siclair, asistente de campo del duque. La investigación del asesinato se le asigna al veterano comisario Fontecha que tendrá que colaborar forzosamente con el capitán Arturo Sotomayor, enviado por el ejército a investigar igualmente el suceso, dada la categoría militar del asesinado y la delicada posición diplomática en que queda el país al tratarse de un empleado directo de una personalidad como es el duque de Windsor. Ambos investigadores se ven obligados a apoyarse mutuamente, sin acabar de fiarse el uno del otro.

Con pocas pistas a su disposición y la dificultad añadida de no incomodar a los ilustres implicados en el caso, el trabajo de los detectives se hace difícil. La peculiar situación de Eduardo en España tampoco ayuda mucho: no se le considera representante oficial de su país, la embajada británica no quiere que se le trate como una visita oficial ni como representante de su monarquía, pero al fin y al cabo, Eduardo ha sido rey y la población de Madrid y su prensa lo acogen como tal. Mientras el asesinato se mantiene en secreto para la opinión pública, los Windsor son agasajados por la alta sociedad local con cenas y bailes en su honor. Destaca sobremanera los vívidos retratos que de Eduardo y Wallis se realizan en la novela, lo detallado tanto de la figura magnéticamente atractiva de la duquesa, centro de cualquier reunión social e incansable intrigante política, como de la elegancia innata y simpatía siempre cordial del duque que, sin embargo, queda como un pelele en manos de su maquinadora esposa, además de demostrar poco acierto en sus previsiones y análisis políticos sobre la figura de Hitler, el desarrollo de la guerra y tantos otros asuntos. Son ambos, en fin, un par de estrellas rutilantes que conquistan a la gris sociedad madrileña en las oscuras horas de los primeros años de la posguerra, por lo que les otorgan a los duques una atención digna de auténticos reyes.

El relato está plagado de "secundarios de lujo", desde Franco, su cuñado Serrano Suñer, numerosos ministros como Beigbeder o embajadores, destacando el británico Hoare, Winston Churchill, los reyes de Inglaterra y el mismísimo Hitler desfilan por la novela tanto en tiempo presente como protagonizando las constantes evocaciones del pasado en las que Eduardo recuerda sus felices tiempos de Príncipe heredero o ya coronado rey, trazando un fresco muy completo de la época previa a la guerra y de los primeros años de la contienda. La trama de la investigación policial, que en teoría es el centro de la novela, va algo lenta en ocasiones, no es ni mucho menos un relato trepidante, sino que con frecuencia se detiene en reiteraciones y repasos algo innecesarios de los hechos comprobados, las pistas recopiladas, etc, pero al ir alternándose la investigación con los detalles de la vida privada de los duques, con las intrigas políticas trazadas a su alrededor, el papel de España frente a las distintas potencias en la guerra mundial, la actuación de servicios secretos y demás temas paralelos, se salva de resultar en exceso pesada, aunque no diría yo que no le sobre algo de extensión a la novela. El desenlace, sin embargo, sí que es sorpresivo y la historia resulta muy bien rematada.

A fin de cuentas, diría que se trata de una buena novela histórica con una interesante trama política como base y que se lee con agrado, acercándonos mucho a unas figuras cuyas vidas quedarán tan reflejadas en las páginas de sociedad como en los libros de Historia, pero que no dejan de resultar apasionantes.

8 comentarios:

  1. No lo conocía pero no es un libro que me apetezca leer al menos ahora. Muchos besos.

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    1. Últimamente no estamos muy en sintonía con las lecturas, ja, ja!! A ver si pronto comento algún libro que te convenza más.
      Saludos.

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  2. Lo tengo anotado y con lo que has contado me sigue llamando la atención,
    besucus

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    1. Seguro que lo encuentras entretenido. Es una novela muy agradable y bien ambientada, ya verás.
      Saludos.

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  3. Me llama sobre todo por la ambientación. Pero veo que es mejor no esperar mucho de esta novela.
    Besotes!!!

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    1. Supongo que entretenimiento bien ambientado con trasfondo histórico no es un mal reclamo para una novela. No es que sea un imprescindible, pero se lee con agrado. Ya nos contarás si la terminas leyendo.
      Saludos.

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  4. A mi también me ha pasado el de repente coincidir lecturas con temáticas semejantes, el destino es así... :)
    Por otra parte me gusta lo que has contado de esta novela, y es de las que si se cruzan en mi camino seguramente leeré.
    Un abrazo

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    1. Pues espero que te guste si tienes ocasión de leerla. Yo creo que sí.
      Saludos.

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