sábado, 24 de noviembre de 2012

Las huellas de la vida

El argumento de esta última novela de Tracy Chevalier, “Las huellas de la vida”, se inicia a modo de una novela clásica inglesa del siglo XIX, época en la que se sitúa la acción de la misma, narrándonos unos hechos que se parecen a otras situaciones que hemos leído anteriormente en alguna novela victoriana de índole romántica, aunque pronto descubriremos que el romance no es la pieza fundamental en la historia que aquí se cuenta. Resulta que, cuando John Philpot decide contraer matrimonio, a sus tres hermanas solteras no les queda otra alternativa que trasladar su residencia a una localidad con un nivel de vida más asequible que Londres, de acuerdo con la escasa renta de la que deben vivir a partir de entonces. El lugar elegido será la localidad costera de Lyme donde las jóvenes, acostumbradas a la agitada vida social de la capital, deberán adaptarse al nuevo entorno. Cada una de ellas encuentra un nuevo interés al que dedicar su tiempo: mientras que Louise acrecienta su interés por la observación de la naturaleza y en particular de la flora de la zona, dedicándose de lleno a la jardinería y a recorrer los campos cercanos, Margaret, la más joven que aún conserva la esperanza de encontrar marido, se integra en la escasa vida social del pueblo, acudiendo a bailes y reuniones; Elisabeth, por su parte, descubrirá en las playas locales una nueva afición consistente en recolectar los numerosos fósiles que siembran las orillas y los acantilados de la zona.

Gracias a esta nueva pasión, conocerá a Mary Anning, una niña aún, hija del ebanista del pueblo, que junto con su hermano Joe recogen fósiles para venderlos a los visitantes y así ayudar a la magra economía doméstica. Las dos jóvenes iniciarán de esta manera una amistad poco habitual, al tratarse de personas de distinta clase social, pero que se basa en esta común afición en la que Mary aportará su especial habilidad para localizar los tesoros del pasado y Elisabeth sus conocimientos de derivados de su amplia cultura y sus abundantes estudios sobre anatomía, geología, etc. Un día Mary realiza un descubrimiento de mayor importancia que las piezas que habitualmente recolecta: se trata del esqueleto completo de lo que identifican como algún tipo de cocodrilo, atrapado en rocas playa. Elisabeth sabe que los restos no pertenecen a ningún animal conocido, pero la estrechez de miras de los habitantes del pueblo no permite hacerse a la idea de la posibilidad de que se trate de un animal extinto, algo que contradice la interpretación literal de la Biblia. La posibilidad de vender el hallazgo a lord Henley, representante de la nobleza local, permite a la familia Anning ver una salida a su situación económica, a pesar de que el comprador no pretenda darle la importancia que el descubrimiento merece, lo que frustra a Elisabeth que comprueba que los miembros del mundo científico menosprecia el papel de las descubridoras de fósiles, por considerar que su condición de mujeres no les permite acceder a conocimientos más elevados ni merecer que su nombre figure junto a los hallazgos geológicos que realizan.

Nuevamente Tracy Chevalier recrea acertadamente una época y una sociedad, dando el punto de vista femenino, como ya ocurría en sus anteriores novelas donde las protagonistas son siempre mujeres. En este caso el relato reúne todos los elementos característicos de las novelas decimonónicas de las hermanas Brönte o de Austen, dándose incluso la circunstancia de a esta última se la cita expresamente entre los ilustres visitantes del pueblo de Lyme que acostumbraban a acudir a las localidades costeras a pasar algunas temporadas de asueto. Según nos informamos al finalizar el libro, esta visita, al igual que los personajes y hechos que se nos cuentan son absolutamente reales, por lo que en este caso a la autora no le ha quedado más que recrear los hechos documentados y darles forma de novela, y de este modo nos encontramos ante un retrato absolutamente realista de las costumbres y usos de la época, con especial atención a la situación de las mujeres solteras y el insignificante papel que se les asignaba en la sociedad victoriana donde no contaban con el amparo de un marido ni con ingresos suficientes para mantenerse por sí mismas, al tiempo que no se planteaba la posibilidad de que una dama realizara trabajo remunerado alguno. También en el plano intelectual, se miraba de reojo a cualquier dama que mostrara cierto interés por los temas científicos o cualquiera que se saliera del rígido patrón de conducta fijado para ellas, que se limitaba a acudir a bailes, tomar el té y quedarse bordando en casa cuidando de su reputación, en lugar de ir arrastrando las faldas por las piedras de la playa o prescindir de los guantes para escarbar en busca de amonites o belemnites; la geología, como tantos otros, es un campo vetado para las mujeres de la época.

Y sin embargo, es la pasión que comparten Elisabeth y Mary y que las lleva a plantearse dudas existenciales que pocos estudiosos del momento son capaces de resolver en torno al origen de las especies, la extinción de seres prehistóricos y el papel que Dios creador tiene en todo ello. La novela es por tanto muy atractiva, como relato en sí, que nos acerca a unas vidas particulares de dos mujeres que luchan por llevar adelante su pasión y asumir un papel que se les niega, y por otro lado se incrementa su interés por cuanto sabemos que lo que se nos cuenta no es una ficción ideada por la autora, sino que se basa en mujeres que existieron realmente, que vivieron lo que se nos relata y que verdaderamente lucharon por reivindicar el papel que merecían en el mundo que les tocó vivir.

5 comentarios:

  1. A mi me gustó sobre todo la historia de Elisabeth con la niña. Una relación tan desigual pero que proporcionó a ambas amistad y crecimiento. Una historia muy simple pero muy bonita.
    Un saludo.

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  2. Esta novela no la conocía pero ya mismo estoy apuntándola, que me ha gustado mucho lo que nos has contado de ella. Gracias por descubrírmela.
    Besotes!!!

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  3. No conocía la novela, pero tu reseña me ha picado la curiosidad. Gracias por el descubrimiento. Besos.

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  4. Me apetece mucho repetir con esta autora, y el libro que hoy nos traes me parece muy atractivo.
    Besines,

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  5. Hola Inma. Me encantó "La joven de la perla" de la misma autora y ésta tiene también pinta de gustarme
    Besos

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