martes, 28 de diciembre de 2010

El abanico de seda

Siempre me han gustado las novelas situadas en la China tradicional, de hecho, entre mis lecturas de primera juventud abundaron las obras de Pearl S.Buck y desde entonces han pasado muchas historias de aquel país por mis manos. Así y todo, me sigue impresionando las enormes diferencias entre aquella cultura y la nuestra, las realidades tan distintas de lo que nosotros concebimos como habitual y a la que aquella sociedad ha estado tan habituada. La experiencia del vendado de pies que tanta importancia tenía para las mujeres que deseaban ascender socialmente en la dura sociedad china de siglos anteriores a través de un buen matrimonio se describe en esta novela concreta que ahora comento, El Abanico de Seda, de Lisa See con gran realismo y crudeza.

La historia que se cuenta en primera persona es la vida de Lirio Blanco, hija de una familia de campesinos que ascenderá de categoría gracias a un buen matrimonio y a una relación de laotong (algo así como una amiga íntima oficial) con otra niña, Flor de Nieve, procedente de una familia socialmente superior. Se cuenta la dura vida de las mujeres chinas, recluidas en la habitación del piso alto, reducida su existencia a servir a su propia familia primero y a la familia de su marido después, a obedecer y aceptar la autoridad sin plantearse la razón de nada, limitadas por sus pies deformes a bordar o a escribir sin apenas conocer el mundo exterior perteneciente a los hombres.
Cuando seas niña, obedece a tu padre; cuando seas esposa, obedece a tu esposo; cuando seas viuda, obedece a tu hijo.
El único ámbito exclusivo en el que algunas mujeres se podían expresar libremente es en el de la escritura nu shu, una técnica sólo conocida por las mujeres, distinta a la escritura oficial empleada por los hombres y utilizada para comunicarse entre ellas, reflejar sus costumbres y los aspectos más domésticos de sus vidas.

Los rituales rigen toda su vida: la elección de marido, el matrimonio, los funerales, todo se realiza siguiendo antiguas costumbres donde el único objetivo en la vida es seguir los designios que marcan los espíritus del más allá, alcanzar la protección de un marido y conseguir la dignidad que confiere el hecho de tener hijos varones:
Los hijos varones son la base de la identidad de toda mujer. Son ellos quienes le confieren dignidad, protección y valor económico.
Me ha resultado terrible la relación madres-hijas. Éstas últimas son consideradas en las familias como una desgracia, su único fin es servir y obedecer y ser casadas, con lo que pasan a pertenecer a otra familia en la que seguirán sirviendo y obedeciendo durante toda su vida. No se contempla la posibilidad de que exista un vínculo de afecto entre ellas y sus madres. De hecho, el único símbolo de amor es el que expresa una madre vendando los pies de su hija adecuadamente, garantizándole de ese modo que pueda alcanzar una mejor posición en la vida:
Una verdadera dama debe eliminar la fealdad de su vida. La belleza sólo se consigue a través del dolor. La paz sólo se encuentra a través del sufrimiento. Yo te vendo los pies, pero tú tendrás tu recompensa.
Un mundo de silencio y aceptación de la fatalidad que no sé si habrán logrado superar las mujeres chinas hoy día, cuando en occidente damos por supuestas la igualdad y el respeto de los derechos humanos, la milenaria historia que acarrea aquel país a sus espaldas debe hacer muy difícil superar siglos de costumbres que nos parecen salvajes a nuestros ojos civilizados pero que fueron habituales para tantas personas durante tantos siglos.

jueves, 9 de diciembre de 2010

El asedio

Me ha gustado mucho la última novela de Arturo Pérez Reverte. El Asedio se desarrolla en Cádiz en torno al año 1811. La ciudad eminentemente marinera lo es más en esta época en que se encuentra sitiada por las tropas francesas por lo que el mar es la única vía posible de comunicación con el exterior. La imagen de Cádiz como reducto de las ideas liberales que se verán plasmadas en la Constitución de 1812 es en parte un personaje más de la historia que conjuga distintos géneros, policiaco, histórico, aventuras, etc.

El centro de las tramas lo configura la resolución de una serie de crímenes que trata de resolver el comisario Rogelio Tizón, personaje oscuro y falto de escrúpulos, muy típico en Pérez Reverte el darle protagonismo a figuras que más bien reúnen los rasgos típicamente adjudicados a los antagonistas en cualquier otra novela. Junto a éste, otros personajes que comparten el protagonismo, cada uno de su propia trama: el capitán Lobo, a mi parecer el más “Revertiano” de todos: un antihéroe, triste hasta el infinito, desilusionado, amargado y duro pero que se convierte, a mi parecer, en la figura más interesante de la obra. Lolita Palma, comerciante avezada, muy alejada del prototipo español de la época en que las mujeres limitaban su vida a la casa, la iglesia y las reuniones sociales, Lolita Palma dirige su empresa naviera y comparte los intereses en los asuntos políticos y las ideas liberales de la época, aunque se debate entre la comprensión de las ansias libertadoras de las colonias americanas y el efecto negativo que ello reportaría a la actividad comercial de la metrópolis española. El artillero francés Desfosseux más interesado en los aspectos técnicos del lanzamiento de obuses que en la finalidad bélica última de estos.

Hay otros personajes, como el salinero y combatiente de tropa Felipe Mojarra y su triste existencia, el teniente Ricardo Maraña compañero de Lobo, o el taxidermista Fumagal, colaboracionista con las tropas francesas, el primo de Lolita Palma, gran vividor ajeno a las penurias causadas por la guerra, Hipólito Barrul compañero de ajedrez de Tizón y admirador de las últimas ideas científicas. Todos ellos son dignos de compartir el protagonismo del libro, son personajes retratados con minuciosidad, a pesar de su papel secundario en las tramas, pero todos aportan una imagen nítida de las distintas capas de la sociedad gaditana de la época.

Creo que Pérez Reverte se ha superado en esta novela, demuestra su pericia como creador de personajes, su conocimiento de la Historia, su riqueza de vocabulario y, sobre todo, vuelca su enorme pasión por el mundo de la navegación en los pasajes que suceden a bordo de las naves, donde describe detalladamente las maniobras y la acción naval. Para mí, Pérez Reverte es al mar y la navegación lo que Delibes al campo y a la caza: un apasionado que vuelca sus conocimientos y maestría en sus novelas, convirtiendo al mar y todo lo que le rodea en un personaje más de sus obras, y lo cierto es que no podía ser de otra manera, tratándose de la ciudad de Cádiz.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

La princesa de hielo

Debo confesar que me he enganchado a una serie: no de la tele, sino de novelas. Empezé casi por el final con "Las hijas del frío" que cayó en mis manos un poco por casualidad, no era de esos libros que llevo anotados en mi agenda para hacerme con ellos a la menor oportunidad, pero cuando lo leí me encantó. La ambientación de estas historias policíacas pero sobre todo historias de personajes me parece magnífica y súper atrayente: ese frío clima que me resulta tan ajeno y que me sorprende tanto, ese paisaje nevado y esas casas tan caldeadas en las que la gente se descalza para entrar están tan lejos de mi realidad que, tal vez precisamente por ello, despiertan en mí muchísima curiosidad.


Una vez probada la primera dosis, he decidido continuar con la saga ... empezando por el primer paso, como debe ser: "La princesa de hielo" es el arranque de la serie de novelas de Camilla Lackberg protagonizadas por el detective Patrik Hedströn y su pareja Erika Falk (ya sé que juego con ventaja porque he leído la tercera parte y sé cómo evoluciona la relación, ¿qué le voy a hacer?) Lo cierto es que cada libro puede leerse por separado ya que yo comencé por atrás y así y todo los personajes están perfectamente retratados en cualquiera de ellos. Sin embargo me ha gustado ver cómo empezó la historia, la introducción de los distintos protagonistas me da noticias sobre su origen y el inicio de su relación.


Bien es cierto que hay un personaje concreto, el de Anna, hermana de Erika, que me inquieta particularmente y es que yo ya sé a dónde va a ir dirigida su vida dentro de dos libros, pero eso es culpa mía por no haber seguido el orden riguroso de la serie.


En fin, que ya tengo preparada la siguiente dosis "Fjälbakera" (¡Dios mío! ¿qué diría mi corrector ortográfico ante semejante palabrita?) y estoy dispuesta a ponerme el jersey de cuello vuelto y el gorro de lana y a sumergirme en las heladas aguas de otra apasionante novela de Camilla Lackberg. Ya os contaré.