lunes, 22 de noviembre de 2010

Leer, leer y leer

Hace algunos días leía en un blog cómo una madre había logrado encontrar veinte minutos al día para leer aprovechando el rato en que esperaba a sus hijos a la salida del colegio. Realmente el asunto me hizo gracia porque yo también he aprovechado ese ratito para avanzar con algún libro, incluso yendo a la puerta del colegio o de la academia de inglés con algo de antelación adrede para poder disfrutar de esos escasos diez minutitos en que sólo me dedico a leer, sin estar pendiente de otras cosas, como me ocurre muchas veces en casa: que si el pequeño tira la tierra de una maceta o la lavadora está a punto de terminar o la mayor me trae un problema de mates que no entiende para que se lo explique... en fin, que si se tiene interés, esos momentos se encuentran. Me hace gracia la gente que, a la pregunta de si leen mucho contestan que no tienen tiempo; creo que no es cierto, si no lees es porque no te gusta mucho, porque tiempo siempre se encuentra: el ratito antes de caer dormido en la cama, la sala de espera del médico donde siempre tenemos asegurada una buena espera, por no hablar de los trayectos diarios en metro que en mi época de estudiante en Madrid disfrutaba tanto con un libro en la mano.Pues eso, que aunque sea de a poquito en poquito, siempre es posible encontrar esos ratitos, aunque sean robados de otras actividades para arañar unos minutitos de lectura en cualquier momento del día.

1 comentario:

  1. ¡estoy totalmente de acuerdo contigo! me he topado con tu blog siguiendo algún premio y estoy encantada leyéndote.
    Yo no tengo un tiempo definido para leer, y trabajo, atiendo hijos, casa, marido, coordino 20 matrimonios en un grupo de catequesis infantil y no me sobra, pero siempre encuentro tiempo para leer mis libros.
    Un abrazo,
    Ale.

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